Había una vez una nena que vivía feliz con su mamá. Eran ellas dos solitas y así estaban bien. Pero un día la mamá se enfermó y murió. La niña, que ya tenía 14 años, quedó a cargo de otra familia y tuvo que trabajar para vivir: a cambio de educación, casa y comida se transformó en cenicienta.
Pasaron los años y conoció a su príncipe azul, se enamoró y se casó con él. Formaron una familia en poco tiempo y fueron muy felices, durante unos años.
Cuando su príncipe tenía 28 años se enfermó y falleció. Ella, con la misma edad, se encontró viuda, con tres chicos y en una situación límite ya que era ama de casa y vivían con sus suegros.
¿ Qué hacer?
A esta altura de su vida ya estaba acostumbrada a las duras pruebas y transformándose una vez más, esta vez en guerrera, consiguió trabajo y alquiló un departamentito para los cuatro.
El sueldo de docente era escaso en esos días así que además del colegio, daba clases particulares y hacía trabajos de manualidades para poder estar en casa con sus hijos, a pesar de que muchos le aconsejaban que los mandara a doble escolaridad y trabajara todo el día afuera. Ella eligió tener menos plata y estar más tiempo con sus hijos, no quería que ellos sintieran que habían perdido a sus dos padres.
El sacrificio valió la pena, debo decir, porque ellos crecieron felices, en un departamentito de dos ambietes, con una mamá que era pura alegría y puro amor.
Pasaron los años y conoció a su príncipe azul, se enamoró y se casó con él. Formaron una familia en poco tiempo y fueron muy felices, durante unos años.
Cuando su príncipe tenía 28 años se enfermó y falleció. Ella, con la misma edad, se encontró viuda, con tres chicos y en una situación límite ya que era ama de casa y vivían con sus suegros.
¿ Qué hacer?
A esta altura de su vida ya estaba acostumbrada a las duras pruebas y transformándose una vez más, esta vez en guerrera, consiguió trabajo y alquiló un departamentito para los cuatro.
El sueldo de docente era escaso en esos días así que además del colegio, daba clases particulares y hacía trabajos de manualidades para poder estar en casa con sus hijos, a pesar de que muchos le aconsejaban que los mandara a doble escolaridad y trabajara todo el día afuera. Ella eligió tener menos plata y estar más tiempo con sus hijos, no quería que ellos sintieran que habían perdido a sus dos padres.
El sacrificio valió la pena, debo decir, porque ellos crecieron felices, en un departamentito de dos ambietes, con una mamá que era pura alegría y puro amor.
¡Feliz día ma!
Caracho. Ahora quiero pura lana para abrigarme, porque me dio escalofríos la historia.
ResponderEliminarQué dulce, me emocionó mucho. Gracias x compartirla.
Sí, es fuerte y eso que conté la versión corta!Por eso admiro tanto a mi mamá.
ResponderEliminarGracias por leerla.
un beso
Verónica
A very honest and heartfelt post. thank you so much for sharing Veronica. Mothers are strong - I guess they have to be for their children x
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